lunes, 7 de marzo de 2011

Manifiesto de ALARE 8 de Marzo: Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Como cada año, desde 1911, en prácticamente todo el mundo, celebramos el Día Internacional de la Mujer. Ese mismo año, el 25 de marzo, 146 mujeres trabajadoras (inmigrantes en su mayoría) que permanecían encerradas como protesta, murieron en el incendio provocado de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York . Esta huelga se configuraba dentro del marco de manifestaciones de la clase obrera que venían teniendo lugar desde 1908 en EE.UU. Entre las reivindicaciones de aquel movimiento obrero estaban:

• La mejora salarial
• La mejora en las condiciones laborales
• La equiparación de salarios entre hombres y mujeres

Un siglo después, podría parecer (como así se empeñan en hacerlo creer las distintas Instituciones y Estados) que existen razones suficientes para que el 8 de Marzo se constituya en una fecha de celebración folklórica por la consecución de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.

Desde ALARE, queremos manifestar nuestra más enérgica oposición a esta actitud estatal e institucional. Reconociendo que, si bien en el siglo XX los avances hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo occidental han sido grandes (en prácticamente todo el mundo la mujer tiene derecho a elegir y ser elegida en los sufragios, el derecho al acceso a la educación es equitativo, se van rompiendo barreras entre el ámbito doméstico o privado y el ámbito público…), no es menos cierto que, aún, esa Igualdad a la que aspiramos dista mucho de lo conseguido. No podemos obviar, entre otras cosas, que en nuestro país el salario de una mujer supone solamente el 78,1% del salario del varón, que son mujeres quienes mayoritariamente acceden a contratos a tiempo parcial y en situación de precariedad laboral, que son mayoría las mujeres que están en situación de desempleo, y aquí, también de manera más precaria, que existen determinadas actuaciones públicas cuyo fin último es el sostenimiento de la mujer en el ámbito doméstico (Ley de Dependencia), que el acceso de la mujer a los cargos de poder es difícil, tortuoso y prácticamente imposible, que a la mujer se le ponen más trabas a la hora de demostrar su profesionalidad: ha de justificar que como mujer, vale, y ha de justificar que, como profesional, se lo merece…

Asistimos a un momento de fuerte crisis económica y social mundial; el sistema capitalista y patriarcal ha demostrado que no es efectivo sino para la creación de desigualdades e injusticias; que es un sistema que solo puede mantenerse a fuerza del sometimiento de buena parte de la población bajo el poder de unos cuantos… y se vuelve a pretender relegar a la mujer en el ámbito doméstico en pro de soluciones dirigidas a perpetuar el régimen patriarcal y capitalista. Y esto, hombres y mujeres, no debemos permitirlo.

En países caracterizados por sus riquezas naturales y su pobreza y marginalidad política y social, nuevas voces se levantan reclamando justicia e igualdad. En los últimos meses, las voces de los pueblos árabes se han unido pidiendo, EXIGIENDO, cambios políticos y sociales que tienen que derivar en la configuración de un nuevo mundo… un mundo nuevo, igualitario y justo. Y toda la humanidad debe aspirar a ello.

Sin embargo, entretanto, Occidente vive inmerso en un profundo letargo, como anonadado, ante acontecimientos que requieren un despertar del pueblo; parece haberse estancado y amoldado al dolor de la víctima que no reconoce al agresor… postrado en su lamento, intenta calmar sus heridas con la quemazón del alcohol de las cada vez más exiguas prestaciones sociales y tiritas de colores en boca de gobernantes que han perdido toda credibilidad, que se amoldan y actúan al servicio de los magnates, de las grandes empresas, de un orden mundial en el que la vida de tod@s está en manos de unos cuantos…

2011 se impone como el comienzo del cambio, el fin de las autocracias (las de personas, las del capital, las de este anticuado y malicioso orden en el que estamos anclad@s desde hace siglos) y esas mal llamadas democracias donde la participación social se limita a las votaciones cada cuatro años y conservando figuras propias del medievo que proclaman su supremacía sobre la ciudadanía.

Desde ALARE, reclamamos un 2011 en el que, al unísono, hombres y mujeres conveniemos un nuevo sistema, un orden nuevo que edifique nuevas arquitecturas en las que las bases recobren su importancia como pilares fundamentales y estén a la misma altura que los demás elementos; desde ALARE exigimos un mundo acorde con la realidad, sin géneros ni fronteras.

Desde ALARE nos sumamos a la exigencia del cambio y hacemos un llamamiento a hombres y mujeres… para que este 8 de Marzo de 2011 se constituya en la deconstrucción para una nueva, mejor y más justa construcción.

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